Argentina: Exotismo y megalomanía política

El repunte del candidato Javier Milei en la primera vuelta para la elección presidencial en Argentina, ha prendido las alarmas acerca de la ya profunda crisis en la que se encuentra este país, que ni si quiera la reciente Copa Mundial ha podido apagar.
Argentina que parecía tener un futuro promisorio a comienzos del siglo XX, ha estado sumida en una crisis constante por lo menos en los últimos cincuenta años. Entre exotismo, megalomanía y desesperanza, las cosas no parecen ir para nada bien.
En un momento de su historia Argentina fue reconocida como una potencia industrial en América Latina. Durante el siglo XX, experimentó un rápido proceso de industrialización que impulsó su economía y mejoró las condiciones de vida de muchos ciudadanos que incluían una gran industria del ocio y de la cultura.
Entre los años treinta y cincuenta del siglo XX, Argentina experimentó un notable crecimiento económico impulsado por la industrialización y la expansión de su sector agropecuario. El país se destacó por la producción y exportación de productos agrícolas y ganaderos, como carne y cereales, además de bienes manufacturados, como textiles y productos químicos.
El modelo económico de sustitución de importaciones redujo la dependencia de bienes extranjeros, promoviendo la producción nacional particularmente en el contexto de la segunda guerra mundial y los años posteriores. Con marcas nacionales y exportación a países vecinos, parecía que Argentina estaba destinada a ser el primer país de América Latina en pertenecer al primer mundo.
Sin embargo, desde la década de 1950, Argentina ha atravesado períodos de inestabilidad política, con golpes de estado y cambios frecuentes en las políticas gubernamentales en la contienda entre una economía proteccionista versus el libre mercado, y brotes efímeros de nacionalismo megalómano.
Esta situación ha afectado la continuidad y efectividad de las políticas económicas, generando incertidumbre para los inversores, empresarios y ciudadanos. Esto a pesar de que el país es bastante atractivo para los capitales foráneos, debido a la concentración de su población en grandes ciudades y su conexión con la cultura occidental.
El caso de Argentina puede ser relacionado con la metáfora de la clase media. Una vez que se obtiene cierta prosperidad, se recurre al endeudamiento para mantener la calidad de vida obtenida, sin embargo, sin el apropiado ahorro, la capacidad de pago se hace difícil en el futuro y la situación empieza a desmejorar. La deuda del país ha aumentado a niveles astronómicos, lo que ha afectado la capacidad de financiar sus gastos, llevando a una persistente brecha fiscal.
La volátil inflación ha sido otro de los retos de la economía argentina. Los intentos por mantener un tipo de cambio fijo han resultado insostenibles a largo plazo, llevando a una depreciación de la moneda y afectando el poder adquisitivo de los ciudadanos. La inflación de la moneda argentina alcanza niveles caricaturescos que afectan la confianza de los ciudadanos en el modelo económico.
Desde la década de 1970 hasta la actualidad, Argentina ha estado atrapada en un ciclo recurrente de auge y colapso económico. Durante los períodos de auge, se adoptaron políticas expansivas y de gasto público, mientras que en las crisis se aplicaron medidas de austeridad y ajuste, exacerbando la polarización social y la desigualdad que ha creado un gigantesco movimiento social. El cual, sin embargo, ha sido incapaz de presionar por soluciones económicas más sensatas.
A lo largo de los años, Argentina no ha abordado adecuadamente problemas estructurales de su economía como la falta de competitividad, la baja productividad, la falta de inversión en infraestructura, sumado a un enorme gasto publico sin suficiente incentivo para diversificar la economía.
Estos factores han obstaculizado el crecimiento económico sostenible y han contribuido a la persistente inestabilidad que sumada a políticas irresponsables y hasta exóticas de ciertos candidatos como el expresidente Menem, hayan llevado a este país al abismo económico.
Pero, parece que nadie aprende del pasado, como parece mostrar el repunte del candidato Milei, quien ofrece una agenda anarcocapitalista, anti sistémica de derecha, atractiva para el ciudadano común, harto del progresismo. Pero no se sabe que es peor. Los tiempos de la gloriosa Argentina han menguado.