A lo largo de mi carrera académica, me he enfocado en las secuelas de la guerra y en las preguntas que surgen cuando los cuerpos de soldados caídos, enterrados apresuradamente en tumbas improvisadas o dejados esparcidos por los campos de batalla, se convierten en algo más que simples restos físicos. Estos cuerpos son símbolos poderosos de asuntos no resueltos: ¿Cómo deben tratarse estos restos? ¿Qué responsabilidades tienen los vivos hacia los muertos, especialmente cuando los soldados formaban parte de una fuerza invasora, como los soldados alemanes enterrados en Rusia después de la Segunda Guerra Mundial? ¿Quién tiene derecho a acceder a estas tumbas, a repatriar los restos, y cómo se entrelazan estas acciones con la memoria nacional, la diplomacia y las consideraciones éticas?
Mi trabajo se adentra en estos temas complejos y a menudo pasados por alto, centrándome específicamente en el contexto posterior a la Segunda Guerra Mundial en Rusia y en el prolongado desafío de manejar los cuerpos de millones de soldados dejados atrás cuando las relaciones entre antiguos enemigos siguen siendo tensas. A lo largo de mi carrera he examinado cómo la Wehrmacht alemana gestionó los entierros durante la guerra y cómo, tras el conflicto, Alemania buscó acceder a las tumbas de sus soldados. Las cuestiones morales y diplomáticas que rodean el derecho de una nación derrotada a conmemorar a sus muertos en suelo extranjero —especialmente en países que una vez invadieron— son fundamentales en mi investigación.
Una parte significativa de mi estudio explora el papel del Volksbund Deutsche Kriegsgräberfürsorge (VDK), la Comisión Alemana de Tumbas de Guerra. El VDK ha asumido la monumental tarea de localizar y exhumar tumbas de la Wehrmacht, identificar los restos, construir nuevos cementerios y volver a enterrar a los muertos. A través de mi trabajo, destaco los esfuerzos sensibles y meticulosos del VDK, que no solo se enfoca en la recuperación e identificación, sino que también navega por las complejas relaciones diplomáticas con las autoridades locales y nacionales. Estos esfuerzos se llevan a cabo en cumplimiento con el derecho humanitario internacional, incluidas las Convenciones de Ginebra, asegurando entierros dignos para los caídos.
Mi investigación se nutre de mis propias experiencias asistiendo a ceremonias de entierro y presenciando procesos de exhumación, ofreciendo una exploración matizada de las tensiones en torno al recuerdo y la conmemoración. Examino los desafíos diplomáticos que surgen cuando naciones como Alemania buscan recordar a sus muertos de guerra en los mismos países que una vez invadieron. Estos soldados, recuperados y vueltos a enterrar, ahora descansan en cementerios por toda Europa del Este, pero también sirven como recordatorios silenciosos de la guerra, planteando preguntas difíciles tanto para las naciones de origen de los caídos como para los países donde murieron.
Este esfuerzo continuo no se trata solo de recuperar y enterrar a los soldados; encarna la profunda lucha de Alemania por aceptar sus propias pérdidas mientras confronta la responsabilidad mucho más significativa por el inmenso sufrimiento que causó. El recuerdo en Alemania es intrínsecamente complejo y multifacético. Es crucial que este proceso priorice el reconocimiento de las atrocidades cometidas por el régimen nazi, asegurando que la memoria de los muertos no se utilice para glorificarlos, sino más bien para reconocer los crímenes de los que formaron parte, directa o indirectamente.
No se trata de honrar a los soldados como individuos desvinculados de sus acciones, sino de confrontar la brutal realidad del pasado y los roles que estos soldados desempeñaron en él. La recuperación y el entierro de soldados despiertan emociones profundas, tanto en Alemania como en las naciones que fueron ocupadas por las fuerzas alemanas. Una pregunta clave que exploro es: ¿Cómo puede una nación recordar a sus soldados caídos sin glorificar al ejército que apoyó a un régimen responsable de genocidio?
En mi trabajo académico, rastreo la evolución de las tumbas de guerra alemanas, que han pasado de ser símbolos de heroísmo bajo el régimen nazi a lugares de paz y reconciliación bajo la tutela del VDK. Esta transformación refleja el viaje más amplio de Alemania para reconciliarse con su pasado mientras lucha por la paz y la reconciliación en el presente. El mantenimiento continuo de estas tumbas, guiado por acuerdos y convenciones internacionales, subraya las obligaciones morales y éticas que las naciones tienen hacia sus soldados caídos, independientemente de sus roles en las atrocidades de la guerra.
La complejidad de estas cuestiones resuena con la observación del general Alexander Suvorov en 1799: "Una guerra no termina hasta que el último soldado ha sido enterrado." Esta verdad está en el corazón de mi investigación, enfatizando que los muertos continúan influyendo en los vivos. Mientras no se dé cuenta de cada soldado, las sombras de la guerra perduran. En mi trabajo trazo el camino difícil y a menudo controvertido que han tomado Alemania y Rusia para abordar este tema profundamente emocional y con una alta carga política. A pesar de las tensiones en curso, exploro cómo la Unión Soviética y posteriormente Rusia finalmente permitieron a Alemania acceder a las tumbas de sus soldados, un proceso que estuvo lejos de ser sencillo.
En su esencia, mi investigación es un estudio del poder perdurable de la memoria, de cómo los muertos moldean a los vivos, y del impacto duradero de la guerra en las identidades individuales y colectivas. Ofrezco nuevas perspectivas sobre cómo Alemania, Rusia y otras naciones han navegado por estos temas delicados, utilizando la recuperación y el entierro de soldados como una lente para examinar la diplomacia de posguerra, la reconciliación y la búsqueda de una paz duradera.
El libro más reciente de la Dra. Nina Janz, “Remnants of Wehrmacht Soldiers: Burial and Commemoration Practices of German Soldiers of the Second World War in Russia and Europe, 1941 – 2023” (Berlín: Peter Lang), Disponible aquí:
Dra. Nina Janz, becaria Marie Sklodowska-Curie en el Instituto NIOD de Estudios sobre la Guerra, el Holocausto y el Genocidio, se dedica a estudiar la conmemoración de los muertos militares, los cementerios de guerra y el Holocausto en Europa del Este. Su investigación también abarca los aspectos culturales de la Wehrmacht y la violencia militar durante la Segunda Guerra Mundial, así como los métodos digitales y la preservación de documentos. Ha sido becaria en el Museo Nacional de la Segunda Guerra Mundial en Estados Unidos y la Universidad de Georgetown, y ha trabajado en el Centro de Historia Contemporánea y Digital de Luxemburgo, el Instituto Histórico Alemán de Moscú, y el Volksbund Deutsche Kriegsgräberfürsorge e.V. La Dra. Janz obtuvo su doctorado en Antropología Cultural en la Universidad de Hamburgo.
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La traducción de este artículo estuvo a cargo de la Fuerza de Tarea Editorial de Magcondo.