El fenómeno detrás de la internacionalización de la Música Carranguera

Colombia, un país latinoamericano que se distingue en el mundo por sus pluriversidades —es decir, por las pluralidades y diversidades culturales de sus habitantes—, es un claro ejemplo de cómo diferentes ritmos musicales y saberes populares (o folklore) se han concatenado en la renovada difusión del género musical de la carranga a mediados de la década de 2020. Este género, nacido durante la segunda mitad del siglo XX en la Región Andina, principalmente en los departamentos de Boyacá, Santander y Cundinamarca, ha adquirido una notoriedad inusitada recientemente en el contexto internacional.
La carranga no es únicamente música, sino que también es conocimiento ancestral de la ruralidad colombiana. Su lenguaje oral se ha inspirado en las vivencias más profundas de los campesinos, las cuales se han transmitido durante cientos de años transmitiendo el legado indígena y el encuentro con la herencia española y africana. En esta primera parte del siglo XXI se ha llegado a un punto de inflexión para llegar a la palabra escrita, es decir, la literatura contemporánea.
Pero quizás su manifestación más relevante sea la carranga como expresión musical. Los inicios de este género, con los grupos Canta Libre y Los Carrangueros de Ráquira durante las décadas de 1970 y 1980, con Javier Moreno Forero y Jorge Velosa Ruiz, respectivamente, son considerados fundamentales. Ambos son pioneros de un género que se ha nutrido de ritmos como el merengue campesino, el torbellino, el bambuco, el vallenato y el joropo. Durante la misma época, también se destacan grupos como La Murga, Los Filipichines y Los Hermanos Torres, quienes, al fusionar la carranga con ritmos como el rock and roll, incorporar la sátira y el humor cotidiano, y reflejar las experiencias campesinas del día a día, contribuyen a la expansión de la carranga en escenarios locales, nacionales e internacionales.
El cambio de siglo y de milenio se han convertido en una nueva oportunidad para que la música carranguera llegue a diferentes públicos como los niños, tal como lo demuestran grupos como Carranga Kids y cada grupo infantil presente en las escuelas rurales de la Colombia profunda. Simultáneamente, han surgido nuevas agrupaciones en diferentes regiones del país como Velo de Oza, Los Dotores de la Carranga, Los Carrangomelos, entre otras, las cuales impulsan de un modo renovado a la carranga a partir de la interpretación o cover de canciones de autoría de Velosa Ruiz y Moreno Forero, los artistas de mayor reconocimiento carranguero hasta la fecha. Con cada realización y celebración de festivales, concursos y encuentros musicales como el Festival Convite Cuna Carranguera; el Concurso Nacional de Música Campesina Carranguera; y los Encuentros Boyacenses, la carranga se ha posicionado aún más dentro de audiencias plurales y diversas a lo largo y ancho de la geografía colombiana.
Este proceso lleno de pluriversidad ha sido realidad gracias a las letras cargadas de una estética que apela a los sentimientos y las emociones más íntimas del ser humano en relación con el amor, el medio ambiente y la crítica social, temas de amplia sensibilidad y emotividad que trascienden criterios de género, etnia, raza y nacionalidad, al punto de que la irrupción de plataformas musicales de streaming ha permitido difundir y dar a conocer la amplia gama de propuestas musicales que hay en torno a la carranga.
Es por ello que artistas como Heredero, Los Rolling Ruanas, y San Miguelito, se han convertido en fenómeno musical en varios países de América Latina y Europa, principalmente. Con un origen local, la carranga se ha transformado en un fenómeno internacional. Los artistas, sin quererlo, se han convertido en gestores de la preservación de este patrimonio cultural e inmaterial de origen colombiano. Al mismo tiempo, han asumido, sin proponérselo, la responsabilidad de dignificar las condiciones de vida de otros artistas locales dedicados a su difusión en el ámbito local. A los artistas con mayor proyección internacional les corresponde la tarea implícita de consolidar la música carranguera, no solo como un género rural dentro de la escena musical global, sino también como un reflejo de la diversidad cultural de las zonas rurales del mundo.
Julio-César Cepeda-Ladino. Docente de la Escuela de Educación Industrial, Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Politólogo de la Universidad Nacional de Colombia. Magíster en Ciencia Política de la Universidad de los Andes, Colombia. Becario "2019 Taiwan Fellowship Scholar". Ministry of Foreign Affairs, Republic of China, Taiwan. Institute of International Relations, National Chengchi University, Taipéi, Taiwán. Es colaborador regular de Magcondo sobre política internacional (Asia-América Latina), política pública, deportes y cultura popular.
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