Agresión es agresión, y no hay justificación para las acciones de Rusia en Ucrania, pero ahora la guerra nuclear no está tan lejos, y nadie parece darse cuenta de ello. Son muchas las variables que hacen saltar las alarmas, entre ellas el resurgimiento del nacionalismo radical y el militarismo, el malestar interno, la beligerancia internacional, la crisis económica en todas partes y la erosión de la confianza mundial. Un año después del comienzo de la guerra en Ucrania, esta no parece estar cerca del final, y las cosas se ven peor cada día.
Los países occidentales y Rusia están aumentando sus hostilidades verbales y militares, y la próxima primavera podría ser el principio del fin de la humanidad si no se hace algo para detenerlo.
La diplomacia brasileña está intentando promover negociaciones de paz, empujando a ambas partes al diálogo a pesar de las atrocidades cometidas. Estos países están atrapados en recriminaciones mutuas que pueden devastar a la humanidad si esta enemistad escala a una confrontación nuclear. Así, sólo los brasileños parecen darse cuenta del peligroso futuro y presionan para evitarlo.
Desde el final de la Guerra Fría, China y principalmente Rusia han intentado abrirse un hueco en las organizaciones multilaterales, principalmente en la Organización Mundial del Comercio y en las Naciones Unidas, incluso a través de los BRICS (poderosas economías emergentes). Pero, detrás de la guerra en Ucrania, hay una cuestión crítica, la búsqueda de una reconfiguración del sistema internacional tal y como lo conocemos.
El enfrentamiento no es sólo entre democracias y gobiernos autoritarios; va más allá. Rusos y chinos han esperado ser tratados de acuerdo con la posición internacional ganada en los últimos años. Sin embargo, el orden internacional está firmemente apegado al orden angloamericano, que poco a poco se desvanece, pero sigue existiendo bajo las viejas reglas. Parece contradictorio debido a los fuertes lazos económicos entre los países occidentales, China y Rusia hasta antes de las sanciones.
Rusia, el país que inició la agresión contra Ucrania, y principalmente las élites políticas, sienten que han sido excluidas de la promesa de ser tratadas como iguales por Europa y Estados Unidos después de que abrazaron el capitalismo a principios de los noventa. China, por su parte, ha exigido una mejor posición en la Organización Mundial del Comercio en función de su robusta economía. Aquí hay un tire y afloje, las relaciones internacionales están llenas de intereses, y éstos se defienden todo lo que se puede, y la guerra es una forma extrema de presionar por los intereses de cada país.
Sin embargo, debido a que los rusos poseen armas nucleares, esto puede salirse de control por el más simple error, como ha ocurrido en varias guerras a lo largo de la historia de la humanidad. En este sentido, los brasileños parecen entender muy bien el escenario. Como latinoamericanos, tienen una visión del mundo que les permite entender tanto la mentalidad occidental como el punto de vista de "los otros", tratando de equilibrar ambos puntos de vista para impulsar las negociaciones de paz.
La diplomacia brasileña ha sido una de las más prestigiosas en el último siglo, y tienen un amplio historial de ayuda a la resolución de enfrentamientos internacionales. Itamaraty, sede de la diplomacia brasileña, es conocida en todas partes. Asimismo, ellos saben que es mejor una pésima negociación que un buen enfrentamiento. América Latina es una de las regiones más violentas del mundo. Sin embargo, gracias a varios mecanismos, como el diálogo y el entendimiento de intereses comunes, estos países casi han eliminado la guerra entre países del escenario regional, y Brasil ha desempeñado un papel fundamental. La negociación de la paz es lo más importante en este momento, y es necesario el apoyo internacional de todas partes para conseguir la paz entre Rusia y Ucrania y asi evitar una posible guerra nuclear.
Dedicado a Gaston Bouthoul, Maestro ex-lectione
Saúl M. Rodríguez, Ph.D. (c). University of Ottawa
Editor en Jefe de Magcondo. Es autor, investigador y profesor universitario. Actualmente investiga y escribe sobre militarismo, guerra, sistema internacional liberal y temas varios.