Kissinger: Usando la hipergamia a su favor

La figura de Henry Kissinger es una de las más controversiales a lo largo del siglo XX, por su impacto en la política internacional. Político, diplomático, estratega y escritor estadounidense de origen alemán su legado se mantiene a lo largo de los años.
Su faceta como seductor ha pasado desapercibida, pero una de sus frases más representativas en este aspecto es "el poder es el último afrodisíaco". Esta refleja no solo su profundo entendimiento de la política y las relaciones internacionales, pero tambien de las dinámicas románticas, donde los cargos de poder suelen ser muy atractivos para las mujeres en general. En los últimos años ha circulado en las redes sociales el concepto de hipergamia, o la inclinación natural de las mujeres por buscar parejas amorosas y sexuales de igual o mayor jerarquía en la escala social o económica.
En este sentido la frase de Kissinger nos muestra como él logro entender esta dinámica respecto al sexo opuesto utilizándola a su favor. Henry Alfred Kissinger nació el 27 de mayo de 1923 en Alemania y emigró a los Estados Unidos en 1938 para escapar del régimen nazi, incorporándose al Ejército estadounidense en el servicio de inteligencia durante la segunda guerra mundial, y escalando poco a poco en el campo académico y político.
Con una habilidad innata para la diplomacia producto de una mente brillante, Kissinger se convirtió en un destacado académico y teórico de las relaciones internacionales. En 1969, fue nombrado asesor de seguridad nacional de los Estados Unidos y, posteriormente, se convirtió en secretario de Estado bajo las administraciones de Richard Nixon y Gerald Ford.
Kissinger destacó en política exterior como un pragmático ubicado en la escuela realista. Sus aportes estaban basados en la consideración de intereses nacionales y la realidad geopolítica de cada momento particular. Su capacidad diplomática y de negociación le dieron un rol determinante en las negociaciones que pusieron fin a la guerra de Vietnam al igual que su acercamiento con la China comunista en los años setenta.
A lo largo de su carrera política, Kissinger obtuvo un inmenso poder y reconocimiento internacional. La acumulación de poder es un elemento esencial para comprender su célebre frase "el poder es el último afrodisíaco". El poder, entendido por el sociólogo angloamericano, Michael Mann como la capacidad para hacer que otros hagan lo que de lo contrario no desearían hacer, es muy relevante aquí.
En este sentido, en el contexto de la política, no solo se refiere a la capacidad de influir en las decisiones y acciones de otros países, sino también a la capacidad de moldear el curso de los acontecimientos y alcanzar objetivos políticos y estratégicos.
En este punto, es interesante analizar cómo el poder es capaz de afectar las relaciones personales y la vida amorosa de una figura política como Kissinger. A medida que Kissinger escalaba en el ámbito político, se convirtió en un hombre muy solicitado, y su estatus de celebridad y poder indudablemente desempeñó un papel en su vida amorosa. Muchas mujeres encontraron atractiva su inteligencia y su presencia dominante en la política mundial.
Sin embargo, su vida romántica estuvo marcada por la controversia, pues, aunque casado con Ann Fleischer desde 1949 hasta su divorcio en 1964, surgieron rumores de varias aventuras extramatrimoniales durante su matrimonio. Además, después de su divorcio, se le relacionó con varias mujeres prominentes, incluida la actriz Jill St. John y la periodista Nancy Maginnes.
Una relación particularmente polémica fue la que mantuvo con la celebridad del jet set latinoamericano, María Estela Martínez de Perón, también conocida como Isabel Perón, quien se convirtió en presidenta de Argentina tras la muerte de su esposo Juan Domingo Perón. Kissinger y Perón establecieron una estrecha relación de amistad, y algunos especulaban sobre una posible relación amorosa entre ellos. Sin embargo, ambas partes siempre negaron tales afirmaciones.
Los rumores amorosos nunca eclipsaron la destreza política de Kissinger ni su influencia en el escenario internacional. Su capacidad para mantener una perspectiva pragmática y centrada en el poder en el ámbito político contrastaba a menudo con la naturaleza más complicada y compleja de sus relaciones románticas.