¿La bomba atómica sueca?

Ubicado a las afueras de la ciudad de Gotemburgo (Suecia) se encuentra el Aeroseum, posiblemente uno de los más exóticos museos militares del mundo, donde aeronaves militares son exhibidas, y son una muestra de cómo durante la Guerra Fría, Suecia estaba preparada para defender su soberanía con las más increíbles instalaciones subterráneas.

Tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia a comienzo del año 2022 se aceleró el proceso para la entrada de Suecia a la Organización del Atlántico Norte (OTAN). Este parecería un hecho irrelevante que busca proteger al país de una posible incursión por parte del gobierno de Putin. Pero pocos saben que el próspero y liberal país escandinavo fue neutral desde comienzos del siglo XIX. Esto, tras las guerras napoleónicas que desmembraron su territorio curiosamente a manos rusas, con lo cual, la monarquía sueca decidió dar por finalizada la intervención directa en cualquier conflicto armado.

Sin embargo, el pueblo sueco y su gobierno sabían que sólo se podía ser neutral, si tenían la suficiente independencia industrial y poder militar, para disuadir a los posibles invasores de atreverse a conquistar su territorio lleno de recursos naturales como hierro, plomo y zinc. Así, Suecia desarrolló una de las industrias militares más avanzadas del mundo. Incluyendo equipo militar tan conocido como los aviones de guerra SAAB 69 Gripen, los cuales fueron adquiridos por Brasil recientemente; el fusil sin retroceso Gustav M2, que es una de las armas portátiles más efectivas del mundo; y el exótico tanque Stridsvagn 103, el cual no tenía torreta y podía literalmente enterrarse bajo tierra.

Una política de neutralidad, que estaba sustentada en unas fuerzas armadas de carácter defensivo preparadas para proteger la soberanía sueca con armamento desarrollado para las necesidades propias.
El Aeroseum, es una muestra de cómo las más innovadoras respuestas fueron llevadas a cabo para cumplir con el cometido de esta política de neutralidad y disuasión. El museo ocupa las antiguas instalaciones subterráneas donde Suecia llevo a cabo parte del proceso secreto para crear una bomba atómica entre los años cuarenta y cincuenta del siglo XX. [1]

Estas instalaciones fueron usadas también durante la Guerra fría para proteger parte del arsenal aéreo sueco de un ataque nuclear, entre ellos diversos aviones producidos por el país escandinavo como los SAAB J 29 Tunnan, 37 Viggen y 35A Draken y muchas otras aeronaves. Un área rocosa y cercana a los mares del Norte y Báltico daban a este hangar subterráneo y contiguo a un aeropuerto, la seguridad para armamento estratégico, pero también la capacidad de repeler un ataque a gran escala por parte de la Unión Soviética. Las instalaciones fueron mantenidas en el más completo secreto por décadas. Tras la caída del muro de Berlín y la distención con el bloque oriental, las instalaciones fueron reveladas a la opinión pública y convertidas en el actual museo en los años 2000.

Al hangar subterráneo se puede llegar fácilmente por medio del trasporte público, aunque vale la pena planear la visita con antelación pues es un sitio bastante escondido. El recorrido al interior del museo incluye una larga caminata que es digna de hacerse. La cafetería del museo incluye recuerdos y un agradable ambiente que te hace sentir estar preparándote para contrarrestar una invasión a gran escala desde las profundidades de una montaña.
El museo es un ejemplo de cómo la neutralidad necesitaba todo tipo innovaciones y capacidades, pero también como en el siglo XXI sólo por medio de una alianza estratégica es posible defenderse, incluso para la otrora neutral Suecia.
[1] Jonter, Thomas (2001) Sweden and the Bomb: The Swedish Plans to Acquire nuclear weapons, 1945-1972, Stockholm: Swedish Nuclear Power Inspectorate.

