Mi gratitud a la raza negra y mestiza por su música

La América negra musical que va desde la elegancia del jazz, el dolor del blues, la alegría de la champeta, la salsa, hasta la sonoridad de la cumbia, pasando por la sabrosura del son cubano, la cadenciosa bossa nova brasilera y como olvidar el reggae. La esclavitud en América, a pesar de sus sinsabores, dio una gran oportunidad a la comunidad negra de reinterpretar sus raíces africanas desde lo más profundo de su ser en un nuevo espacio, porque resistir y revolucionar en un momento oscuro es lo que hace la humanidad más humana, y es a partir de cantar, bailar, escribir y sentir que el legado negro en América ha dejado huella y de qué manera, han pasado quinientos y tantos años del descubrimiento de América, de la conquista y la negritud sigue presente, a pesar del racismo, la segregación, no se puede desconocer que el legado negro está presente, viviente y transformador en cada uno de nosotros. Quien, en países como Argentina, Perú, México, Colombia no siente la cumbia como suya, y es gracias a esa raíz negra donde podemos identificarnos y sacar fuerza para afrontar el día a día con sonoridad y pasión.
En los campos de algodón surgió el blues, el góspel y el jazz, una maravilla sonora que de ser un llamado de dolor al maltrato paso a convertirse en legado cultural para los más blancos, los más puristas y los más clásicos “sorpresas te da la vida, la vida te da sorpresas” diría Rubén Blades, y de esta forma también la Hispanoamérica negra y mestiza ha resistido a la violencia, al abandono estatal, las dictaduras y mucho más, bailando, cantando y gozando en las calles desde juanchito y la calle del boulevard en Cali-Colombia hasta las calles Nueva Orleans-EEUU con su carnaval de mardi grass, el barrio ha sido el rincón popular por excelencia para exorcizar todos los dolores personales y comunitarios que hacen decir estamos vivos, presentes, soñamos y engrandecemos al mundo como fuerza laboral, humana e intelectual.

Es por ello, que los visitantes Europa y Asia se sienten renovados al visitar nuestros países, porque se contagian de la alegría, el amor y el disfrute a pesar de nuestras necesidades. No todos se sienten identificados, pero quien se libera y siente sabe que puede sacar su depresión y amargura, quién mejor para enseñar esto que las comunidades negras y mestizas de América, que han forjado un valor inigualable para la humanidad. Interpretes mujeres y hombres han sobresalido con sus voces, instrumentos y movimientos para enriquecer la cultura del mundo, porque no solo se habla de música, se habla de arte, arte que se transmite de generación en generación como un legado humano difícil de igualar.
Si no fuera por la música negra difícilmente hubiéramos sobrevivido a momentos personales y globales como la pandemia, las perdidas, la desilusión, la depresión, nada para levantarse como un buen ritmo y una buena fiesta, claro hay que poner de su parte, salir, arriesgarse a conocer personas y lugares donde se vive de otra manera, reflexionando que los objetos, las cosas, la sociedad de consumo en el mundo actual no son nada sin nuestra esencia más profunda, lo que somos capaces de construir y compartir como el arte, la escritura y la música por supuesto. Quien en un momento de desazón no se ha reanimado con un buen tema y se olvida porque tenía esa sensación negativa que era solo producto del momento, así fue como iniciaron grupos de rock como los Rolling Stones y los Beatles escuchando el sonido negro para disfrutar, que luego se convertiría en la esencia para la construcción de su música. Por lo tanto, sin darle más vueltas al asunto, gracias a la cultura negra: John Lee Hooker, Luis Armstrong, Billie Holiday, Ella Fitzgerald, James Brown, Sam Cooke, Chuck Berry, Ray Charles, Michael Jackson, Bob Marley, Celia Cruz, Cheo Feliciano, Toto la Momposina, Petrona Martínez, Joe Arroyo, entre muchos más. Gracias totales.
Nasly Niyiret Rodríguez Hernández. Es licenciada en psicopedagogía de la Universidad Pedagógica Nacional, Magister en Educación de la Universidad Nacional de Colombia y Docente en el sector público. Entre sus aficiones se encuentran la lectura, la danza, la pintura, viajar, la música negra jazz, blues, soul, africana y folklor colombiano. Apasionada por temas varios como la historia, la política, la geografía y las diversas culturas del mundo.